¿Qué es la custodia compartida y qué beneficios tiene para los niños?

Dentro del mundo de las custodias, existen tantas posibilidades efectivas como tipos de familia diferentes, por lo que no podemos decantarnos por uno u otra si haber evaluado cada caso. Por tanto cuando hablamos aquí de custodia compartida, nos referimos al supuesto de que las circunstancias son adecuadas para ellos.

Hoy en día cada vez son más frecuentes los divorcios o las separaciones sentimentales con hijos, y con ello cada vez son más frecuentes las disputas y los conflictos derivados de los temas relacionados al reparto de responsabilidades que suponen éstos.

Estos conflictos se agravan o se refuerzan por las ideas o mitos generalizados que la mujer debe ser la cuidadora principal, o que lo hace mejor que el hombre, o que los niños “pertenecen” a la madre como si éstos fueran meros objetos.

La realidad es otra muy distinta, y lejos menospreciar el valor que tiene una madre para un hijo, no debemos olvidar nunca que para poder haber creado a ese hijo ha hecho falta la aportación de un padre.

Cuando hablamos de padres en general (tanto madres como padres), sabemos que hay una amplia gama a la hora de clasificarlos según grado de implicación en la educación de un menor. Están desde los negligentes, los que abandonan el hogar, los que se implican pero consienten, lo que saben llegar al equilibrio…

En este caso, cuando nos referimos a padres, hablamos de aquellos que realmente están implicados (o quieren estarlo) en la vida de sus hijos, que se preocupan, que educan y que transmiten valores.

En este caso, y a pesar de la mala relación que puedan tener los progenitores, los menores se encuentran más seguros cuando cuentan con ambos padres por igual en su día a día, a pesar de los posibles inconvenientes prácticos que pueda suponer una custodia compartida (tener doble de todo), lo cierto es que son mayores los beneficios que conlleva: por un lado, disminuye el grado de conflictividad entre los padres; por otro lado, los menores se benefician de la educación de ambos; además, afianzan el vínculo con ambos padres, factor importantísimo en el desarrollo psicosocial de un niño, puesto que les da seguridad para poder entender mejor el mundo que les rodea; por otra parte, el cuidador principal comparte responsabilidades, lo que le ayuda a reponerse de la separación y en definitiva a mejorar su calidad de vida. A nivel psicológico, los menores se enmarcan en una estructura espacio-temporal más lógica cuando pueden estar con ambos padres por igual, y pueden disfrutar de ellos en igualdad de condiciones.

Los niños son mucho más flexibles y adaptables que los adultos, por lo que cuando pensamos en los posibles “inconvenientes” que podría tener una custodia compartida, no estamos pensando en otra cosa que los inconvenientes que encontramos nosotros como adultos y como personas particulares, en ningún momento pensamos en el beneficio de los menores, que tal y cómo hemos visto son numerosos.

Laura Ortíz

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Vivamus non eleifend leo, nec efficitur turpis. Pellentesque at justo id lorem posuere tristique. Morbi vehicula sit amet urna ut blandit. Suspendisse non tellus vitae ex gravida tincidunt.